Llegamos a la penúltima entrega de este serial Al Maestro con cariño y vamos a hablar de una de las personas más importantes en la vida de don Héctor. Del personaje con hechura propia en quien se convirtió la niña favorita del maestro, la eterna Reina de la Lucha Libre Martha Valero.
Entramos en la gloriosa década de los ochenta, donde la lucha libre vivía un auge impresionante con arenas llenas y sobrecupo en la mayoría de ellas. Héctor Valero a su vez gozaba los frutos de su trabajo y por ende su familia también. Dentro del primer trimestre de ese 1980, Valero celebró por todo lo alto la fiesta de quince años de su hija mayor Martha Valero Marroquín, en aquel lujoso Salón del Hotel Del Rey Inn en la capital mexiquense.
Blue Demon y su esposa Goyita, quince años antes habían llevado a la pila bautismal a Martha y la esposa del manotas también había amadrinado a la pequeña en la primera comunión. Sin embargo para los quince años, Valero escogió como compadre a quien ya se había vuelto uno de sus más entrañables amigos, don Francisco José Flores y su señora esposa doña Esperanza Martinez. El festejo, como antes mencioné, se efectuó con gran derroche de recursos y casi todas las personalidades de la lucha libre y otras tantas del periodismo se dieron cita, además de los mencionados padrinos.
Digamos que la presentación en sociedad de la joven Martha sirvió como el escaparate perfecto para que los reflectores se volcaran hacia ella. No era la primera vez, ya que cuando bebé ilustró las páginas de la revista Lucha Libre en aquel legendario reportaje de Santa Claus junto a El Santo y Años más tarde en El Halcón Solo Lucha Libre, junto a sus hermanos posó para la lente de Fidel Rodriguez en un reportaje de Ray Mendoza, cuyo tema eran los pepenadores.
Pasados los quince años de la joven Martha, sus hermanos Martín y Jorge Valero jugaban futbol americano y su papá era coach del equipo. El 32 y el 33 eran los números en los jerseys de los Valero. Fue de allí de donde el maestro tomó esa idea para enmascarar a los Hermanos Martín y José Escobedo así, como el 32 y 33. Este último, años más tarde personificaría a América Salvaje bajo la autoría de Valero Meré.
A la par de sus funciones al frente de las revistas, el maestro se daba tiempo para llevar a sus hijos a jugar, incluso fuera del país. Fue así como la familia entera se fue a Orlando, Fl., en unas de las vacaciones más divertidas de su vida.
La Noche de los Halcones era la entrega de premios que la revista El Halcón Solo Lucha Libre realizaba cada mes de febrero. Desde mediados de los setenta se venía festejando, siempre alternando las sedes entre Acapulco y la Ciudad de México. Con la entrega de preseas de 1981 a la puerta, Don Héctor decidió coronar a Martha I como Reina de la Fiesta, o sea la Reina de los Halcones 1981, teniendo como escenario el salón “Elcano” del Hotel Presidente de Acapulco, Gro.
Se pensaría quizá que aquello de las fiestas y las reinas era una cuestión de frivolidad, pero no era así. Cada gladiador de la época recibía su reconocimiento en base a sus logros durante el año. Desde la gloriosa “peineta” hasta los estelares de las grandes empresas, cada trofeo se obtenía justa y dignamente. Antes de Martha I, Gabriela Ríos y Paty Rey (vedettes cotizadas) habían recibido la corona de reinas de la fiesta. Por tanto el medio de la lucha libre y sobre todo sus familias, vieron con buenos ojos que la anfitriona de la fiesta fuera por vez primera una jovencita nacida en el medio; Martha, coronada reina de la gala, resultó ser la amalgama perfecta entre el glamour y la rudeza del deporte espectáculo.
A partir de ese momento las lentes de los fotógrafos de la época se enamoraron del rostro de Martha Valero. Solo bastó un año para que ella sola se convirtiera en el parteaguas de la lucha libre ochentera. Las revistas se transformaron de simples notas, reportajes y entrevistas, para dar paso al seguimiento de Martha. La lucha libre entonces se volvió algo social, los empresarios invitaban a Martha a cualquier aniversario o celebración y aquello de inmediato se transformaba en gran festejo con flores y mariachis.
Fue así como en Febrero de 1982 el Sindicato Nacional de Luchadores bajo la dirigencia de Raúl “Chico”Casasola, le dio a Martha Valero su respaldo y reconocimiento como Reina Nacional de la Lucha Libre, título que solamente le había otorgado a Lupita Blancarte 17 años atrás. Martha fue coronada de nuevo en una de las Noches de los Halcones más memorables, con aquel padrino y chambelán de lujo, El Solitario, y con todo un medio congraciado con su labor, que pasó de ser meramente de ornato a labor social bien lograda. Nada más basta echar un vistazo al pasado, verla en la despedida de El Santo en El Toreo de Cuatro Caminos, entregándole un reconocimiento, o lo mismo verla en las publicaciones Japonesas de Tomás Shimizu, ataviada con aquel bellísimo traje azul a la usanza charra, cuando en El Toreo Antonio Inoki, Ring Fujinami, Gran Hamada con el jefazo Seiji Sakaguchi a la cabeza, protagonizaron el Grand Prix México vs. Japón.
Martha I era aclamada en todas las arenas del país, chicas y grandes. Premiaba, ovacionaba, festejaba y era inspiración de todas las jovencitas aficionadas que soñaban con un reinado como el suyo. Fue tal aquel boom, que para la Noche de los Halcones de 1983, hubo que hacer un certamen eliminatorio para conocer a la nueva Reina. En dicho concurso la ganadora fue Alejandra Gómez de Pachuca, Hgo.
Martha Valero instauró como el Día del Luchador el 21 de Septiembre, festejando con eventos deportivos y al tiempo logró que el Sindicato Nacional de Luchadores ya en forma posterior (al mando de Carlos Ortega) continuara dando su reconocimiento a las reinas que la sucedieran.
El trabajo de Martha no cesó con el arribo al trono de Alejandra Gómez, por el contrario, se intensificó. El medio no la quería fuera, entonces viajaba con su sucesora a todas las arenas de la República Mexicana. En febrero de 1984, la Noche de los Halcones festejó el Cincuentenario de la Lucha Libre Mexicana, la Reina elegida fue Dina Karen (De Monterrey, N.L.), prima de los hermanos Alvarado (Los Brazos) y Mari Castillo (Hija del León Negro) como Reina de los Halcones. Martha por su parte se llevó la corona de Reina del Cincuentenario y continuó su labor siendo la mano derecha de su papá. Martha escribía y llegó a ser la Jefa de Información de El Halcón Solo Lucha Libre casi hasta inicios de 1985, fecha en que contrajo matrimonio con el luchador El Canalla, para así retirarse parcialmente del medio de la lucha libre.
La reina de la lucha libre y su sucesión
Su legado continuó, ya que en 1985 Lupita Alvarado (hermana de los Brazos) fue coronada. Le siguió Pili Blancarte, hija de Lupita Blancarte y el Tigre Hispano. Luego Lulú Alvarez (hermana de Ángel Alvarez); continuó Verónica Vázquez (Hija de Black Terror de Guadalajara, Jal.) hasta terminar la última reina coronada por Héctor Valero y el Sindicato Nacional de Luchadores, ya bajo la dirigencia de Manny Guzmán, Perla Sánchez (prima de Los Reos).
Martha Valero nunca se fue del todo. Si hubo alguien, que hasta el último día de la existencia de don Héctor vivió en su corazón, esa fue su eterna niña. Su gran orgullo y su más grande amor.
Regreso con la última parte de ésta serie. Con la culminación del Halcon Solo Lucha Libre, Don Héctor Valero en El Nacional, en La Afición, hasta su muerte en 1994. Por hoy es todo..Vaaamonos!!!