Luego de ver la calidad de espectáculo que presentó el CMLL en su 90 Aniversario, no sorprenden los resultados obtenidos a nivel comercial. El evento fue un éxito en todos los sentidos y eso saltó a la vista, todo gracias a que la antes llamada Empresa Mexicana de Lucha Libre ha decidido aceitar su maquinaria y echarla a andar para bien, con toda su potencia.
La emotividad que derrochó el resultado final con un Dragón Rojo Jr. que lucía bastante afectado ante la derrota más importante de su carrera, mientras que un joven Templario consolidaba el lugar que se ha venido ganando en base a talento y dedicación, se volvió el carpetazo perfecto para un evento redondo.
La lucha semifinal pareció haber arrojado un resultado sorpresivo para algunos, aunque para otros quizá no tanto. Resaltemos que Ángel de Oro es visto por la afición y quizá por la propia oficina como un talento con la capacidad para ser un estelarista regular, sólido y creíble, pero no tan grande (al menos por ahora) como para rapar a Volador Jr. en este momento de su carrera. De hecho es muy posible que de haber ganado la lucha habría salido más afectado que beneficiado a los ojos de buena parte de la afición coliseína, fiel seguidora del hijo de Remo Banda. Por otro lado tenemos que decirlo: de nuevo se calló la boca a los videntes de la lucha libre, quienes aseguraban que mi amigo Renato bajaría pelón esta noche.
La presencia de leyendas como Octagón y Fuerza Guerrera, la espectacular llegada de un Místico alado que no podía faltar a la gran noche, el rendimiento de jóvenes como Esfinge y Rugido, el triunfo campeonil del equipo femenil Chile-México y muchas cosas más volvieron a este evento uno de los mejores Aniversarios que he podido presenciar.
Un show redondo y que se ganó un boleto directo a la historia y que a pesar de la gran cantidad de luchas que incluyó no se sintió largo. Bien trabajado por los de Creativo o Programación, como llaman al área ahí. Un éxito de todo el equipo de la familia Lutteroth, en cuyo emporio muchos comenzaron su historia. Incluso podría decirse que hasta nuestra querida AAA.