Es un honor para mí regresar a esgrimir algunas palabras.
Hace unos días tuve una charla bastante interesante con un buen amigo, luchador independiente y profesional (sin decir nombres). Siempre habíamos hablado de la importancia del ser humilde, y serlo de manera coherente, de estar consciente completamente de ello, en el cuadrilátero es un tema de gran importancia, sin duda, tal como lo es el ser humilde con todo el mundo: los compañeros, los aficionados, los medios de comunicación.
Mi amigo y yo siempre habíamos platicado ese tópico desde nuestro punto de vista. Cómo se ve mal cuando llega un elemento y sube con aires de grandeza, como si fuera el más importante del mundo, ¿y qué pasa?, se ponen a trabajar y les terminan poniendo una tremenda arrastrada. Y lo he visto a lo largo de estos casi diez años que he realizado coberturas de prensa.
En mi oficio he visto grandes hombres y mujeres caminar con seguridad hacia sus metas. He visto caer en el olvido a personajes que no trascendieron más allá de un par de funciones. La humildad es una virtud humana. Deberíamos desarrollarla con todo su potencial, aunque también es una actitud que traemos desde casa, que nos educan nuestras familias. Y eso también es algo que se debe reconocer, he visto a gladiadores que han sido así desde el día en que nos vimos en las primeras entrevistas.
La soberbia ha sido como un mal generacional, constante, aunque bien no puedo generalizar que todo el mundo la tenga, ya he comentado que se reconoce a quienes siguen con sus principios firmes desde siempre. Las personas públicas deben entender que manejan un nivel de imagen ante los ojos de la sociedad.
Siempre será bien recibido alguien que no tenga intenciones oscuras en la vida: los promotores, la gente y todo el mundo vinculado se darán cuenta de ello. Y se valora.
Podemos ver carreras vertiginosas de nuevas generaciones que pueden llegar a la velocidad de la luz a su meta, pero es imposible que se queden ahí eternamente si no valoran sus principios y su trabajo profesional. Un luchador o luchadora no debe olvidar eso, y es más sencillo si lo aprendió desde casa, porque si fue así no lo olvidará nunca. Quizá esta no sea la única ocasión en la que voy a abordar este tema, que nos proporciona varias aristas para abordarlo. Asi que espere más análisis al respecto, amable lector.
En otros temas, el pasado 28 de noviembre realicé el Primer Conversatorio de Lucha Libre en Pachuca, esto en las instalaciones del recinto cultural de Pachuca denominado Foro Escénico 330. En esta actividad participaron tres gladiadores de estilo clásico. Estoy orgulloso de hacerlo, de iniciar esta dinámica, en la cual el punto primordial
del Conversatorio es construir una charla de manera informal. Los elementos gladiadores que suben al escenario, en compañía de mi persona, entablamos una conversación amena y el público cuenta con una peculiar manera de acercarse a los ídolos contemporáneos, quienes están haciendo su propio legado en esta dimensión.
Siempre he querido que mi periodismo de lucha libre llegue más lejos, que yo pueda aportar de alguna manera a la lucha libre y es entonces que tomé la idea de crear estos Conversatorios, ya que no es lo mismo tener a los luchadores en una entrevista profesional que hacerlo en una charla informal, en vivo y ante la gente, por ello la idea.
Hace unas semanas, en Tulancingo, tuve la idea de realizar mi segundo Conversatorio en la misma sede, el Foro Escénico 330, al que considero mi casa, el próximo 13 de febrero. La entrada será libre, como la primera vez.
Y es mi idea acercar el trabajo de los luchadores profesionales al público, es importante considerar su legado, registrarlo y entender su impacto en nuestro entorno.
Agradezco también a mi colega y amigo Miguel G. Fonseca, porque estaré compartiendo mi columna Lucha y Tinta Libre en su sitio de Crítico Luchístico.
Saludos a todos los lectores desde la Bella Airosa, donde también existe lucha libre de calidad y altos vuelos. Que sus luchas sean de calidad.
Le deseo geniales luchas.