El pasado sábado 6 de julio se nos adelantó en el viaje uno de los promotores más grandes que ha tenido la lucha libre mexicana, Francisco Alonso Lutteroth. Tras casi 30 años de conocer a Paco, es uno de los hombres que más hicieron por la lucha libre y menos reconocimiento recibieron.
Francisco Alonso Lutteroth llegó al frente de La Empresa Mexicana de Lucha Libre cuando esta vivía una crisis muy complicada, pues las grandes estrellas habían emigrado a las huestes independientes.
Había que impulsar a los nuevos talentos y Paco lo consiguió. Después, concilió intereses con Francisco Flores, promotor de los independientes, y fue entonces que en los ’80 pudimos disfrutar de ese intercambio que permitía ver a gladiadores como Los Villanos, Los Misioneros de la Muerte, El Perro Aguayo y varios más en la Arena México y a figuras como Sangre Chicana, Los Infernales, El Faraón y un largo etcétera en El Toreo de Cuatro Caminos.
La Empresa Mexicana de Lucha Libre renació después de esa crisis, mientras que los independientes se debilitaban.
En aquel entonces el brazo derecho de Paco Alonso era Antonio Peña, una dupla que logró grandes cosas, como el que las luchas tuvieran un lugar privilegiado en la televisión abierta, que la mayoría de los promotores del interior contrataran sus carteleras, un desarrollo impresionante de talentos y personajes y la internacionalización.
En 1991, durante una convención en Acapulco nace el Consejo Mundial de Lucha Libre, Paco es su primer Presidente.
En 1992, Paco Alonso sufría uno de los golpes más fuertes de su vida, el nacimiento de la Triple A, pero no solo porque gran parte de su talento se fue con esa empresa. Lo que más le dolía, contaba, era que consideraba a Toño Peña su amigo y le dolió la manera en que se fue.
Vino entonces una nueva crisis, entradas muy pobres a las arenas del CMLL, muchos presagiaban lo peor, pero nuevamente Francisco Alonso Lutteroth sacó el barco a flote y lo consolidó como una de las empresas luchísticas más fuertes del mundo.
El legado de Paco es enorme, del tamaño del CMLL y de la trascendencia de la empresa más añeja del mundo luchístico, pero él siempre prefirió un perfil bajo.
Francisco Alonso era tan discreto que podíamos sentarnos en la última fila de la sección azul de la México, tomarnos una cerveza y nadie se daba cuenta que el “Patrón”, el dueño del CMLL, estaba ahí, checando el desempeño de sus pupilos, el sentir de la gente, el andar de su empresa.
No le gustaba el protagonismo ni las fotos, mucho menos las entrevistas o los reflectores, era de otro estilo, de ese que trabaja callado, pero que siempre busca y logra los resultados.
Con Paco termina una era de la lucha libre mexicana, el legado en las principales promotoras luchísticas del país queda en manos de jóvenes que tendrán que forjar su historia. Sofía Alonso, su hija, tiene una enorme responsabilidad.
Con Paco Alonso se va un grande de la lucha libre, pero sobre todo un amigo al que voy extrañar, QEPD.