Lucha libre independiente: la falta de identidad

De nueva cuenta los saludo en este espacio, un poco atrasado ya que tengo varios temas para tocar y el tiempo no siempre nos ayuda.  Aunque ya tenía uno listo para presentar, me vino a la mente un punto que quiero compartir antes con ustedes.

Sin duda muchas veces el terreno de la lucha libre independiente nos brinda grandes luchas, noches de ensueño y funciones que pueden quedar para la posteridad en  la mente de los aficionados y en los anales de la historia de la lucha libre. Desafortunadamente también existen muchas inconsistencias en el mundo indy de nuestra lucha libre y hablaré en concreto de un tema que de hace unos años a la fecha se viene repitiendo constantemente: la falta de identidad de los luchadores independientes, y de apego a sus propios conceptos e ideas.

Si bien tenemos claro que la finalidad de ser luchador independiente es no estar casado con una sola empresa o promotora y poder ser libre de trabajar donde sea y cuando sea bajo los términos que para ellos sean los mejores, también existen los que comienzan a trabajar como facciones o equipos en determinada plaza dando encuentros aceptables, comenzando piques y rivalidades que poco a poco van llamando la atención de medios y público. Hasta ahí todo está bien.

El problema es cuando esos mismos integrantes de tal o cuál agrupación, que viene haciendo ruido en la promotora X, el día de mañana comienzan a trabajar con la promotora Y, con otros compañeros e integrando otra agrupación. Peor aún cuando se da el caso de que el equipo que están formando en la promotora Y es con luchadores que son sus rivales en la promotora X, algo que crea toda una confusión, porque hoy pueden estar luchando de compañeros y mañana, o incluso si hay doblete el mismo día, de rivales.

Y claro que se puede decir que como profesionales ellos trabajan donde los contraten luchando contra quien los pongan, así sea el amigo con el que un día 0 unas horas horas antes estabas defendiendo la misma camiseta, pero entonces, ¿por qué aceptar ser parte de un grupo? ¿Por qué mejor no trabajar solo y así poder enfrentar a quien sea?

Y es que personalmente no me imagino a integrantes de Los Fantásticos haciendo tercia en El Toreo en contra de Los Temerarios, para al día siguiente ver a Black Man o Kung Fu haciendo tercia con Black Terry en la Arena Neza. Cuando eres parte de un equipo o facción el invertir tiempo y esfuerzo para consolidar un concepto, crear una imagen y hacer que el público se identifique con él es un proceso no solo de horas, sino de días, semanas y meses de paciencia. De encontrar ese algo que haga clic con el aficionado, como para que después de todo ese proceso terminen formando parte de otro grupo. Esta situación, a la postre, no le va dejar nada memorable a ningún gladiador, pues eventualmente se le tendrá que dar prioridad a un concepto dejando el otro de lado, sin saber cuál de los dos habría tenido el éxito esperado.

La importancia de la imagen del personaje y su identidad e identificación con el público es primordial para la gloria o el olvido, pues dejando de lado la calidad luchística, que por supuesto es lo que a la postre dictará quién perdure o no en el negocio, el carisma y la conexión con el respetable es primordial, y si el público al final no se identifica con una idea o concepto al ser parte de diferentes agrupaciones, las posibilidades de avanzar pueden ser nulas. Aunque existe quién dice que esto no es así, la lucha libre debe tener una lógica, un por qué de las cosas, ya que si no se tiene podemos tener cuatro, seis u ocho luchadores de probada calidad pero sin conexión e identificación con el público. Al final, como dice Rush, no pasa nada.

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